Set 1/4
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VÍA CRUCIS AL AMANECER
Según es tradición, al clarear el día, un amanecer tibio y de cielo gris, las ocho de la mañana, en la iglesia de San Juan Bautista con el Cristo de la Fe, para dar inicio al Via Cricis de la mañana. El numeroso público que llenó el templo escuchó la lectura “el Mandato” que realizó un cofrade, una pieza literaria e histórica que se incorporó hace unos años al inicio del Vía Crucis arevalense. La mañana agradable acompañó las casi dos horas del trayecto por el circuito histórico de la ciudad. Esta es la procesión más intimista, que no tiene nada de espectáculo, fieles creyentes participando de las oraciones y los cantos que acompañan las estaciones de la Pasión de Cristo. Pero al mismo tiempo ¿quién no goza con esta belleza plástica, al amanecer del Viernes Santo? Solo se escuchan los pasos de cofrades y participantes, los cantos susurrantes como en un eco. Entre tanto, los pájaros alborotados como espectadores al paso de la comitiva y alguna cigüeña que, entre vuelos lentos y majestuosos, se afana en acrecentar su nido, y todo esto por la ciudad histórica, el Arévalo mudéjar.
El Cristo de la Fe recorrió las calles entre silencios por San Miguel, la ronda del Castillo, San Pedro y Santa María por la Plaza de la Villa, San Martín, el Mirador del Adaja, Santo Domingo, Caldereros… hasta la lectura de la última de las estaciones de penitencia, para llegar a la iglesia-museo de El Salvador y depositar en ella el Cristo de la Fe. Otra celebración con gran participación.
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